El pasado martes, la sorpresiva detención de Tareck El Aissami, ex vicepresidente y ministro de Petróleo de Venezuela, puso fin a un año de especulaciones sobre su paradero. Exhibido esposado, El Aissami fue presentado como un trofeo en la operación judicial que lleva adelante el régimen de Nicolás Maduro, según informó el fiscal general Tarek William Saab.
Esta detención, que forma parte de una operación anticorrupción, incluyó también la aprehensión del ex ministro de Economía y Finanzas, Simón Alejandro Zerpa, y el empresario Samark José López. El fiscal Saab los acusó de usar sus cargos para realizar operaciones petroleras ilegales.
La noticia llega en un momento crucial para Venezuela, inmersa en un ambiente electoral de cara a las próximas elecciones presidenciales. Nicolás Maduro, quien promovió esta purga dentro de su Gobierno, buscará una segunda reelección consecutiva en los comicios del 28 de julio.
Ahora, El Aissami, Zerpa y López enfrentan la posibilidad de ser condenados a 30 años de prisión, la pena máxima en el país, por delitos como traición a la patria y legitimación de capitales.
El caso de El Aissami, calificado por Saab como el «jefe del pranato» de esta trama corrupta relacionada con Pdvsa, será especialmente seguido por la opinión pública y la comunidad internacional.