Hay momentos en la historia de un país que no solo se firman en papel, sino que se sellan en la memoria colectiva de una nación. El acuerdo firmado hace apenas dos días en Brasil, que integra a Panamá al MERCOSUR como socio estratégico, es uno de esos hitos que marcan un antes y un después para nuestro destino regional y continental.
Panamá deja de ser únicamente un punto de paso para convertirse, con visión y liderazgo, en el gran Hub que conectará al Sur con el Norte de América, no solo en términos logísticos, sino comerciales, financieros y estratégicos.
Este acuerdo no es casualidad. Es el resultado de una política exterior clara, pragmática y valiente impulsada por el presidente José Raúl Mulino, quien en apenas su primer año de gestión logra posicionar a Panamá donde siempre debió estar: en el centro de las grandes decisiones del continente.
Hablamos de un bloque económico que representa más de 300 millones de personas, cerca del 65% del PIB de Sudamérica y un comercio intrarregional que supera los US$600 mil millones anuales. Integrarse a este ecosistema abre para Panamá oportunidades concretas en logística, reexportación, servicios financieros, agroindustria, tecnología y atracción de inversiones.
Las proyecciones iniciales estiman que este acuerdo podría incrementar el volumen comercial panameño con el Cono Sur entre un 15% y un 25% en los próximos cinco años, además de fortalecer el uso de nuestros puertos, la Zona Libre de Colón, el Canal de Panamá y el sistema financiero internacional como plataformas naturales de conexión hemisférica.
Pero más allá de los números, el verdadero valor del acuerdo es estratégico. Panamá se consolida como el puente político, económico y comercial entre dos grandes regiones del continente. Somos el punto donde convergen rutas, intereses y oportunidades. Somos el país pequeño en territorio, pero gigante en visión.
Este logro también envía un mensaje claro al mundo: Panamá volvió a la mesa grande, con un gobierno que entiende la importancia de las alianzas, del multilateralismo inteligente y de una diplomacia orientada a resultados.
El presidente Mulino demuestra que gobernar no es improvisar, sino pensar a largo plazo, tomar decisiones firmes y asumir el rol histórico que le corresponde a la nación. En un contexto global complejo, Panamá apuesta por integrarse, liderar y conectar.
Hoy no celebramos solo un acuerdo. Celebramos una visión de país. Celebramos la esperanza de más empleo, más inversión y más oportunidades para los panameños. Celebramos que Panamá no espera que el futuro llegue: lo está construyendo.
Porque cuando Panamá se conecta, el continente avanza.
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