La historia recuerda el 8 de diciembre de 1980 como una de las fechas más sombrías del rock. Esa noche, John Lennon — ícono mundial, ex integrante de The Beatles y símbolo de paz — fue asesinado frente a su residencia en el edificio The Dakota, en Manhattan.
🎯 Los hechos: del autógrafo al crimen
Ese día Lennon había firmado un autógrafo a un admirador: Mark David Chapman — más tarde se sabría que ese gesto sería su última entrega de firma.
Al regresar en limusina al Dakota cerca de las 22:50, Lennon y su esposa, Yoko Ono, descendieron y caminaron hacia la entrada. Desde la acera, Chapman le disparó con un revólver .38. Fueron cinco tiros: cuatro impactaron en su cuerpo, alcanzando espalda, hombro y tórax.
Alcanzó a avanzar unos pasos y, según algunos testimonios, susurró: “Me han disparado”. Minutos después, en la ambulancia rumbo al Hospital Roosevelt, Lennon fue declarado muerto. Tenía apenas 40 años.
🌎 El impacto global
El sueño del músico, su hijo y millones de fanáticos se truncó aquella noche. Lennon no solo era una voz musical; era un activista, un pacifista, un símbolo cultural. Su muerte estremeció al mundo entero.
La brutalidad del crimen, cometido por un fan obsesionado, dejó en evidencia los peligros del fanatismo y la vulnerabilidad de las figuras públicas. Chapman fue arrestado en el acto, se declaró culpable y cumplió condena, pero nunca existió sentencia que devolviera lo perdido.
🔚 Un legado que sigue vivo
Hoy, 45 años después, su voz sigue resonando. Sus canciones, sus mensajes de paz y su legado artístico atraviesan generaciones. Su muerte cambió la historia de la música — pero también marcó un antes y un después en la relación de la fama, el fanatismo y la seguridad personal.
Cada 8 de diciembre, sus seguidores se reúnen, recuerdan, cantan, homenajean. Porque aunque John Lennon ya no esté, su huella es eterna.
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