San Miguelito vuelve a estar enterrado en basura. No es nuevo, no es sorpresa, pero sí es una crisis anunciada que hoy estalla en la cara de quienes gobiernan el distrito. Entre bolsas acumuladas, malos olores y plagas, la alcaldesa Irma Hernández enfrenta su mayor prueba política: resolver el eterno problema que prometió atacar desde el día uno… y que hoy luce peor que nunca.
Una crisis que ya desbordó las calles
En todos los corregimientos hay quejas. La basura se amontona por días y en algunos sectores por semanas, mientras la empresa Revisalud —que desde hace más de dos décadas tiene el contrato del servicio— opera a menos del 50% de su capacidad. El colapso ha generado decenas de puntos críticos, afectando comercios, escuelas y barrios enteros.
La alcaldesa reconoció que el servicio está funcionando al mínimo, pero mientras la población reclama, lo cierto es que el distrito está sumido en una tormenta que combina incompetencia, mala planificación y una licitación que sigue sin arrancar.
La licitación que nunca llega
La millonaria licitación de más de 300 millones de dólares para escoger a la nueva empresa de recolección se ha convertido en un laberinto burocrático. Reclamos, impugnaciones y constantes retrasos han impedido que el proceso avance. La apertura de sobres ha sido pospuesta varias veces y, hasta hoy, no existe claridad de cuándo —ni cómo— se adjudicará.
Esto significa que, a menos de un año de que venza el contrato de Revisalud, el distrito no tiene definido a su próximo operador. El riesgo es evidente: San Miguelito podría quedarse sin servicio formal a partir de enero de 2026.
Planes de emergencia… otra vez
Ante el vacío, el Concejo Municipal tuvo que autorizar a la alcaldesa a contratar, de manera excepcional, un servicio temporal por más de 3.8 millones de dólares, mientras se decide la licitación principal.
Es decir: no hay contrato nuevo, pero sí gasto extra para apagar incendios.
A eso se suma el llamado “Plan B”, que consiste en que las juntas comunales asuman tareas de recolección. Una medida desesperada que evidencia la improvisación y el desorden administrativo de una alcaldía que prometió modernizar el sistema, pero hoy depende de parches y operativos de emergencia para sostener el servicio.
“Misión Limpieza” en modo crisis
Como cada diciembre, la generación de desechos aumenta hasta un 30%. Y como cada diciembre, San Miguelito está en crisis. La Alcaldía activó nuevamente “Misión Limpieza”, un operativo especial que busca contener el colapso con más camiones, jornadas intensivas y apoyo externo de la AAUD.
Pero el problema no es operativo. Es estructural. Y es político.
Porque mientras se despliegan fotos de camiones y funcionarios recogiendo bolsas para redes sociales, la realidad es que:
- El distrito no tiene operador definido.
- La licitación está empantanada.
- Revisalud está trabajando a medias.
- La recolección sigue siendo deficiente.
Para los residentes, lo que hay es más de lo mismo: promesas, excusas y basura… mucha basura.
Lo que Irma Hernández prometió… y no ha cumplido
Durante la campaña y al inicio de su administración, Irma Hernández colocó la basura como su prioridad número uno. Su discurso fue claro: San Miguelito será un distrito limpio.
Hoy, la realidad es la opuesta:
- La basura se acumula más que antes.
- La alcaldía no ha logrado controlar ni ordenar el servicio.
- La licitación clave, su gran apuesta, se encuentra estancada.
- La población vive un deterioro sanitario y ambiental sin precedentes recientes.
El contraste entre la promesa y la realidad golpea directamente la credibilidad de la alcaldía y despierta un sentimiento generalizado: San Miguelito está cansado de escuchar lo mismo cada año.
Un problema que exige liderazgo real, no discursos
El caso de la basura en San Miguelito se ha convertido en un símbolo de mala gestión pública. No se trata solo de camiones o contratos: se trata de liderazgo, planificación y firmeza para romper un ciclo de más de 20 años de improvisación.
La alcaldesa tiene la responsabilidad —y la urgencia— de tomar decisiones claras, transparentes y efectivas. La población no necesita más comunicados ni operativos aislados: necesita resultados.
Mientras la licitación siga trabada, mientras Revisalud continúe operando a medias, y mientras los parches sustituyan a las soluciones de fondo, la basura seguirá siendo el eterno problema que Irma Hernández prometió resolver… pero que, por ahora, la sigue desbordando.
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