En tiempos donde la narrativa mediática suele inclinar la balanza hacia el escándalo, Panamá merece una reflexión más profunda y honesta sobre las palabras del Presidente José Raúl Mulino durante su visita a Costa Rica. Sus declaraciones —que hoy muchos medios intentan presentar como incendiarias— deben entenderse por lo que realmente fueron: un acto de valentía democrática frente a una amenaza anticonstitucional sin precedentes.
Cuando Mulino recordó que dijo a los magistrados del Tribunal Electoral que “si ustedes se prestan para no dejarme correr, les prendo este país por las cuatro esquinas”, no hablaba como un caudillo. Hablaba como un ciudadano que defendía el derecho más sagrado en una República: el derecho del pueblo a elegir libremente a su gobernante.
Defender la Constitución también requiere coraje
En aquel momento crítico, lo que estaba en juego no era una candidatura, sino la estabilidad institucional del país. La decisión del Tribunal Electoral —hoy ampliamente cuestionada incluso por juristas— se movía peligrosamente hacia impedir que el pueblo panameño ejerciera su soberanía plena.
Mulino hizo lo que hacen los líderes en las verdaderas democracias: se plantó firme ante una posible afrenta al orden constitucional, advirtiendo que Panamá no sería escenario de manipulaciones disfrazadas de tecnicismos legales.
No fue una amenaza al país.
Fue la defensa más clara del país.
Un Presidente que no vino a doblarse
Los presidentes que pasan sin trascender suelen ser los que optan por el silencio, por el cálculo político, por la prudencia que a veces se confunde con cobardía.
Mulino, en cambio, hizo lo contrario: defendió su derecho y el de millones de panameños con la frente en alto.
Y el tiempo le dio la razón.
Se sometió a la voluntad popular, no a los caprichos de un Tribunal dividido.
Ganó limpiamente, gobernó con legitimidad y hoy representa una figura que inspira respeto más allá de nuestras fronteras.
La gira a Costa Rica: presencia, firmeza y claridad
Su viaje reciente a Costa Rica volvió a mostrar esa combinación de carácter y diplomacia que define a los líderes que no necesitan disfrazar su autoridad.
Mulino proyectó un Panamá con voz propia, sin complejos y sin miedo a recordar que nuestra democracia ha sido puesta a prueba más de una vez… y ha sabido defenderse gracias a ciudadanos y gobernantes decididos.
Sus palabras no fueron una provocación.
Fueron un recordatorio: la democracia hay que protegerla incluso —y, sobre todo— cuando duelen las verdades.
Conclusión: No fue una amenaza. Fue un acto de defensa nacional.
La historia sabrá reconocer que, en aquel momento de tensión, el entonces candidato José Raúl Mulino no defendía un puesto; defendía un principio:
Que ningún poder, por muy alto que sea, puede pasar por encima del voto popular.
Ese espíritu de valentía, hoy nuevamente visible en su liderazgo internacional, es el que Panamá necesita y el que la región observa con respeto.
No confundamos firmeza con confrontación.
Lo que Mulino hizo fue, sencillamente, defender a Panamá cuando más lo necesitaba.
Panamá Noticias Network Panamá Noticias Network, Tu Portal con las Mejores Noticias de Panamá y el Mundo.
