En un movimiento que redefine la relación bilateral, Corea del Sur y Estados Unidos han formalizado una serie de acuerdos trascendentales que abarcan el comercio, la defensa y la cooperación nuclear naval. Este pacto, anunciado a través de un comunicado conjunto, consolida las negociaciones lideradas por el presidente surcoreano Lee Jae-myung y el expresidente estadounidense Donald Trump, culminando en un encuentro crucial en Gyeongju, previo a la cumbre del APEC.
El presidente Lee Jae-myung, a través de sus redes sociales, expresó su satisfacción al declarar que las negociaciones han llegado a su fin, estableciendo un marco sólido para abordar áreas que habían generado tensiones significativas. Uno de los puntos centrales del acuerdo es el compromiso de Corea del Sur de invertir 350 mil millones de dólares en territorio estadounidense, un esfuerzo diseñado para mitigar los aranceles impuestos por Washington, reduciéndolos al 15%. Esta inversión se distribuirá con 150 mil millones de dólares destinados al sector naval estadounidense, mientras que los 200 mil millones restantes están sujetos a un acuerdo futuro.
Durante las negociaciones, el mecanismo de pago fue un tema espinoso. Estados Unidos buscaba un desembolso directo y en efectivo de la suma total, mientras que Corea del Sur argumentaba que tal exigencia podría tener un impacto perjudicial en su economía. Finalmente, se acordó un límite anual, estableciendo que Corea del Sur no estará obligada a financiar más de 20 mil millones de dólares por año.
En lo que respecta al sector de semiconductores, un pilar fundamental de la economía surcoreana, Estados Unidos aclaró que estos productos no están incluidos en el acuerdo comercial. No obstante, se garantiza que los aranceles impuestos por Washington no superarán los aplicados a Taiwán, el principal competidor de Corea del Sur en este mercado.
En el ámbito de la defensa, el presidente Lee se comprometió a aumentar el gasto militar de Corea del Sur al 3,5% del PIB lo antes posible. Además, Corea del Sur acordó adquirir equipamiento estadounidense por valor de 25 mil millones de dólares antes de 2030, fortaleciendo así la modernización de sus fuerzas armadas y su cooperación con Estados Unidos.
El comunicado conjunto también abordó la situación en Corea del Norte. Tanto Trump como Lee acordaron coordinar esfuerzos y exhortaron a Corea del Norte a retomar un diálogo constructivo y abandonar sus programas de armas de destrucción masiva y misiles balísticos. Aunque Trump había expresado su deseo de reunirse con Kim Jong-un durante su gira asiática, este encuentro no se materializó.
Un aspecto particularmente significativo del acuerdo es la aprobación formal por parte de Washington para que Corea del Sur inicie la construcción de submarinos de propulsión nuclear, un objetivo estratégico largamente perseguido por Seúl. Estados Unidos se compromete a colaborar estrechamente con Corea del Sur en este proyecto y asegurar el suministro de combustible para la futura flota.
Estos acuerdos representan un avance significativo en la relación bilateral, proporcionando previsibilidad en el comercio estratégico y fortaleciendo la cooperación militar en un contexto regional marcado por tensiones persistentes. Con este nuevo marco, Corea del Sur y Estados Unidos buscan consolidar su alianza y abordar los desafíos comunes de manera más efectiva.
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