Aldo Lopez Tirone habla sobre Seguridad, Tarea Pendiente: Más Percepción que Realidad

Aldo Lopez Tirone habla sobre Seguridad, Tarea Pendiente: Más Percepción que Realidad

Por Aldo López Tirone

Panamá vive un momento en el que la palabra seguridad ocupa el centro de las conversaciones cotidianas. En las calles, en los medios y en las redes sociales, el clamor ciudadano es el mismo: “Queremos sentirnos seguros”. Sin embargo, los números cuentan una historia diferente a la percepción generalizada.

Un país más seguro de lo que parece

Según los más recientes informes regionales, Panamá es hoy el tercer país más seguro de Centroamérica, solo superado por El Salvador y Nicaragua, pero por encima de Costa Rica, Guatemala, Honduras y Belice.

Aun así, la percepción pública es otra. Un supuesto sondeo nacional realizado entre octubre y noviembre de este año —según fuentes de opinión ciudadana— revela que el 82% de los panameños considera que la inseguridad ha aumentado, aunque el 75% de los encuestados admite “no haber sido víctima directa de ningún delito”.

La diferencia entre realidad y percepción es una brecha que se amplía por la exposición constante a noticias de violencia, redes sociales y el temor alimentado por la incertidumbre económica.

El clamor nacional: seguridad y Chen-Chen

El panameño de a pie pide dos cosas: seguridad y Chen-Chen —es decir, trabajo y dinero en el bolsillo—. La población no solo reclama patrullas y operativos, sino oportunidades reales.

Como decía Omar Torrijos, “cada pueblo necesita su propia medicina”. En este momento, Panamá necesita una dosis doble: mano firme para contener el delito y políticas que generen desarrollo económico sostenido.

La criminalidad se alimenta de la pobreza, la exclusión y la falta de opciones. Sin oportunidades, cualquier esfuerzo policial se convierte en un paliativo temporal.

Mano dura con propósito

La primera etapa debe ser de control y contención, con una estrategia coordinada entre la Policía Nacional, el Ministerio Público y los gobiernos locales.

Operativos de proximidad, aumento de cámaras comunitarias, mayor presencia en zonas rojas y sanciones rápidas para delitos menores serían medidas inmediatas que enviarían un mensaje claro: el Estado está presente.

Sin embargo, la represión sin desarrollo solo posterga el problema. Es urgente que el Gobierno acompañe esta “mano dura” con planes de empleo, educación técnica y reinserción social.

Desarrollo: la vacuna de largo plazo

El verdadero antídoto contra la inseguridad no está solo en los retenes o las cárceles, sino en la creación de un entorno donde el delito no sea una opción rentable.

Programas que impulsen la microempresa, incentivos a la formalidad, recuperación de espacios públicos y políticas de vivienda digna son los pilares que reducen la violencia en el tiempo.

La seguridad es, ante todo, una consecuencia del desarrollo social y económico, y no un acto exclusivo de fuerza.

Un llamado a la acción

Como ciudadano y comunicador, Aldo López Tirone considera que “la seguridad, con justicia social y desarrollo económico, es la base para encontrar el camino al Panamá que queremos”.

Panamá tiene todo para lograrlo: estabilidad democrática, una posición geográfica privilegiada y un pueblo trabajador. Lo que falta es confianza colectiva y coordinación estatal.

La tarea pendiente no es solo del gobierno, sino de todos. Se trata de reconstruir la percepción, fortalecer la comunidad y devolverle al panameño la certeza de que puede caminar tranquilo en su propio país.

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