En una escalada de tensiones comerciales, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, advirtió a China sobre la posible reimposición de aranceles si el régimen de Beijing decide bloquear nuevamente las exportaciones de tierras raras. Estos minerales, cruciales para la industria tecnológica y militar a nivel global, se han convertido en un punto álgido en la relación bilateral.
La advertencia se produce a pesar del reciente anuncio de China de suspender, por al menos doce meses, nuevas restricciones en la exportación de tierras raras y tecnologías asociadas, tras una cumbre entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo chino Xi Jinping en Corea del Sur. Sin embargo, Bessent expresó escepticismo sobre la fiabilidad de China como socio comercial, señalando que aún existen limitaciones anteriores y recordando el historial de Beijing en este ámbito.
«Los chinos se han apoderado de este mercado y, lamentablemente, en ocasiones han demostrado ser socios comerciales poco fiables,» declaró Bessent a Fox News y CNN. «Espero que podamos contar con ellos como socios más fiables. De lo contrario, podríamos volver a plantear la amenaza de aranceles y utilizar muchas otras medidas.»
China ejerce un control casi total sobre el procesamiento industrial de tierras raras, materiales esenciales para la fabricación de componentes electrónicos, baterías, equipamiento militar y otras tecnologías avanzadas. Aunque la extracción de estos minerales es posible en varios países, incluyendo Estados Unidos, la capacidad de refinamiento está concentrada en empresas chinas, lo que otorga a Beijing una influencia significativa sobre las cadenas de suministro mundiales.
Bessent enfatizó que la administración Trump está dispuesta a ejercer «máxima presión» si China incumple los acuerdos alcanzados. Además, criticó a administraciones anteriores por subestimar el problema y no tomar medidas para reducir la dependencia de Estados Unidos. «Ahora esta administración va a avanzar a toda velocidad durante los próximos uno o dos años para librarnos de esta espada que los chinos tienen colgando sobre nosotros —y sobre el mundo entero—,» afirmó el secretario del Tesoro.
Como parte del acuerdo alcanzado en la cumbre, Washington también anunció una reducción del 10% en los aranceles aplicados a productos chinos, buscando aliviar las tensiones comerciales. No obstante, el gobierno de Trump ha dejado claro que este compromiso depende del cumplimiento íntegro de las medidas pactadas por parte de China, incluyendo las relativas a los suministros estratégicos.
El pacto bilateral también aborda el combate al tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos, identificando a China como el principal origen de este opioide que ha causado miles de muertes en el país. Se espera que China tome «acciones concretas» para frenar este flujo ilegal.
A pesar de las tensiones, Bessent insistió en que la Casa Blanca «no busca una ruptura total de las relaciones» con China, pero sí ve imprescindible «reducir riesgos» y promover una mayor independencia industrial y tecnológica frente a un proveedor que considera potencialmente inestable. «No queremos decoupling, pero vamos a tener que de-risk,» sentenció.
La advertencia de Estados Unidos subraya la importancia que la administración Trump otorga a los intereses estratégicos y la seguridad nacional en sus negociaciones con China. El gobierno estadounidense ha dejado claro que no tolerará acciones unilaterales de Beijing en mercados clave ni permitirá que la industria estadounidense quede sujeta a presiones o restricciones externas. El seguimiento de los compromisos será crucial en los próximos meses, tanto en el comercio de tierras raras como en las acciones para erradicar el fentanilo, mientras Washington mantiene una postura firme ante los riesgos económicos y de seguridad nacional derivados de la hegemonía industrial china.
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