La falta de consenso en el Partido Panameñista quedó en evidencia. Hasta la noche de ayer, sectores allegados a los aspirantes Carlos Raúl Piad y Jorge Herrera intentaron pactar una nómina única de consenso, pero el acuerdo no fue posible. En consecuencia, ambos líderes se preparan para enfrentarse en las elecciones internas por la presidencia del colectivo.
Para formalizar sus postulaciones, Carlos Raúl Piad presentará su candidatura esta tarde a las 2:00 p.m., mientras que Jorge Herrera tiene previsto hacerlo a las 5:00 p.m., en la sede panameñista de la Avenida Perú. De esta manera, queda confirmado que el partido tendrá al menos dos nóminas compitiendo por la dirigencia en la Convención Nacional Extraordinaria del próximo 23 de noviembre.
La contienda interna expone la división de fuerzas dentro del panameñismo. Dirigentes y bases del partido habían manifestado su anhelo de evitar un choque fratricida tras dos derrotas electorales consecutivas (2019 y 2024) que dejaron al colectivo en su nivel más bajo de apoyo: la fórmula panameñista de 2024, en alianza con Cambio Democrático, quedó en cuarto lugar con apenas 11% de los votos, y en el último año el partido perdió cerca de 10 mil adherentes. Muchas voces instaron a la unidad —advirtiendo que el panameñismo no soportaría otra fractura interna— e intentaron negociar una candidatura de consenso. Sin embargo, esas gestiones de última hora fracasaron. Ahora la militancia afrontará una elección interna competitiva entre dos corrientes, algo que algunos ven como un ejercicio democrático saludable, aunque otros temen que profundice las divisiones.
En juego están dos visiones sobre cómo encauzar al Partido Panameñista. Jorge Herrera, actual presidente de la Asamblea Nacional, cuenta con el respaldo de la dirigencia saliente (es aliado del presidente del partido, José Isabel Blandón) y de figuras afines al expresidente Juan Carlos Varela. Por su parte, Carlos Raúl Piad —cercano colaborador de la expresidenta Mireya Moscoso — se presenta como la opción de renovación, con el apoyo de ese a la histórica del partido.
A ambos los une el diagnóstico de que el panameñismo requiere reconstruirse y recuperar credibilidad tras la reciente debacle electoral. Herrera ha subrayado la necesidad de reestructurar el partido desde las bases para que vuelva a ser una propuesta de gobierno viable en 2029, mientras que Piad insiste en dar un “giro de timón” para propiciar un cambio real en el colectivo. El dirigente que resulte electo el 23 de noviembre tendrá la tarea de unificar al partido y reposicionarlo como alternativa de poder de cara a las próximas elecciones.