China: Una Invasión Silenciosa en Panamá

China: Una Invasión Silenciosa en Panamá

En silencio, sin disparar un solo tiro, China ha ido ganando terreno en América Latina. Panamá no escapa a esta estrategia: acuerdos comerciales, inversiones estratégicas, donaciones disfrazadas y una ola creciente de productos, en su mayoría alimenticios, que despiertan más preocupaciones que beneficios.

Lo que parece cooperación, muchos expertos lo catalogan como una “invasión silenciosa”.

El Peligro de los Alimentos Chinos

En mercados y supermercados panameños se ven cada vez más productos chinos, desde enlatados hasta snacks de baja calidad. El problema no es solo la falta de regulación o de etiquetado claro, sino también los estándares de producción. En China, numerosos casos de contaminación alimentaria han sido documentados, desde plásticos en el arroz hasta químicos en la leche en polvo. Panamá, con una débil fiscalización, se convierte en terreno fértil para que estos productos circulen sin mayor control, poniendo en riesgo la salud de la población.

La Política de Chequera: Comprando Conciencias

China no solo entra por los puertos con mercancías; también entra con maletines y chequeras. En la región, y especialmente en Panamá, hemos visto cómo proyectos de infraestructura, becas y donaciones terminan convirtiéndose en herramientas de influencia política. Se instalan con fuerza en sectores clave: puertos, telecomunicaciones, energía y, sobre todo, en la opinión de líderes que terminan defendiendo intereses chinos por encima de los nacionales.

Es una estrategia clara: ganar terreno a través del dinero, con un costo a largo plazo para la soberanía.

El Contexto Geopolítico: Panamá entre dos fuegos

Estados Unidos, histórico aliado y garante del Canal, ha trazado una política firme: contener la expansión china. Las advertencias de Washington no son un simple discurso, sino parte de una estrategia global de seguridad. Panamá, por su posición estratégica y el Canal interoceánico, es pieza clave en este tablero de ajedrez.

El país no puede darse el lujo de jugar a la ambigüedad. Aunque el Canal debe permanecer neutral en su operación, la política de Estado debe ser clara: Panamá tiene un aliado histórico y natural en Estados Unidos, no en Pekín.

Las Consecuencias de No Tomar Partido

Si Panamá se deja seducir por el dinero chino, corre riesgos graves:

  • Convertirse en un peón de la agenda de Pekín.
  • Perder confianza ante Estados Unidos y sus aliados.
  • Debilitar la seguridad de su activo más importante: el Canal de Panamá.
  • Poner en riesgo la salud y bienestar de sus ciudadanos con productos de dudosa calidad.
  • China juega al largo plazo. Sus inversiones no son casualidad ni altruismo: son parte de una estrategia de control y dependencia.

Conclusión

Panamá debe abrir los ojos. No se trata de cerrar puertas al comercio ni de rechazar la inversión extranjera, sino de definir un rumbo claro, donde la salud de los panameños, la seguridad nacional y la estabilidad geopolítica estén por encima de los intereses de una potencia que actúa en silencio, pero con pasos firmes.

El verdadero aliado de Panamá siempre ha sido, y debe seguir siendo, Estados Unidos. Porque en la encrucijada geopolítica actual, la neutralidad puede ser el camino más rápido hacia la pérdida de soberanía.

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