Donald Trump ha advertido que aumentará sustancialmente los aranceles a las importaciones provenientes de la India en las próximas 24 horas, justificando esta medida en la continua compra de petróleo ruso por parte del país asiático. En una entrevista con CNBC, el expresidente declaró que India no ha sido un buen socio comercial para Estados Unidos, ya que, según él, favorecen sus propios negocios mientras que limitan los de EE.UU. Trump mencionó un arancel previamente acordado del 25%, pero insinuó que este porcentaje podría incrementarse significativamente en respuesta a la política energética india.
Esta amenaza arancelaria se enmarca dentro de una estrategia más amplia de Trump para presionar tanto a China como a India, buscando que estos países dejen de adquirir petróleo ruso y, por ende, cesen de financiar indirectamente la guerra de Rusia contra Ucrania. Al reducir los ingresos petroleros de Rusia, Trump busca ejercer presión sobre Vladimir Putin para que acepte un alto el fuego en el conflicto ucraniano.
Sin embargo, la realidad es que el petróleo ruso barato ofrece beneficios significativos a las refinerías de India y China, satisfaciendo sus necesidades energéticas a precios competitivos. Esto ha llevado a que ambos países no muestren una disposición clara a reducir sus compras, a pesar de las presiones internacionales.
Desde el inicio de la invasión a Ucrania en febrero de 2022, las importaciones de energía rusa se han convertido en una fuente crucial de ingresos para Moscú, a pesar de las sanciones impuestas por Occidente. India, China y Turquía se han consolidado como los principales compradores del crudo ruso que antes se dirigía a la Unión Europea. La decisión de la UE de boicotear la mayor parte del crudo ruso transportado por mar a partir de enero de 2023 reconfiguró los flujos de petróleo, desviándolos hacia Asia.
China lidera las importaciones de energía rusa, con aproximadamente $219.5 mil millones en petróleo, gas y carbón, seguida por India con $133.4 mil millones y Turquía con $90.3 mil millones. Es particularmente notable el caso de India, que antes de la invasión rusa a Ucrania importaba cantidades relativamente pequeñas de petróleo ruso. El aumento significativo en sus compras energéticas a Moscú representa un cambio fundamental en sus patrones de importación.
El atractivo del petróleo ruso radica en su precio más bajo en comparación con el Brent, el referente internacional. Esta diferencia permite a las refinerías aumentar sus márgenes de beneficio al convertir el crudo en productos utilizables como el diésel. Este incentivo económico ha sido un factor determinante para que países como India y China mantengan sus importaciones, desafiando la presión occidental para aislar económicamente a Rusia.
A pesar de las sanciones, Rusia continúa obteniendo ingresos considerables de sus exportaciones energéticas. La Escuela de Economía de Kiev estima que Rusia recaudó $12.6 mil millones por la venta de petróleo solo en junio. Aunque el Grupo de los Siete países industrializados ha intentado limitar los beneficios de Rusia imponiendo un tope al precio del petróleo, Rusia ha logrado evadir esta limitación mediante el uso de una «flota fantasma» de buques y aseguradoras ubicadas en países que no aplican las sanciones occidentales.
Se proyecta que los exportadores de petróleo rusos recaudarán $153 mil millones este año. Los combustibles fósiles representan la mayor fuente de ingresos presupuestarios del Kremlin. Las importaciones de energía rusa no solo generan ingresos directos para Moscú, sino que también fortalecen la moneda del país y permiten al gobierno ruso adquirir bienes, incluyendo armas y piezas para equipo militar utilizado en el conflicto ucraniano.