En tiempos donde el simple gusto de tomarse un buen café parece un lujo reservado para quienes pueden pagar $4 o más por una taza, encontrar un lugar que combine calidad, tradición y precio justo es como descubrir un tesoro urbano escondido entre pasillos cotidianos. Ese lugar existe, y se encuentra justo donde muchos no lo esperan: en la cafetería de Riba Smith.
Sí, ese supermercado que forma parte del paisaje diario de miles de panameños, guarda en su interior una joya gastronómica tan modesta como auténtica. En medio del bullicio del día a día, entre compras, carritos y charlas familiares, la cafetería de Riba Smith sigue ofreciendo algo que ya casi no se ve en la ciudad: café de máquina, del bueno, a precios justos.
Un expreso por $1.00. Un cappuccino por $2.10
Sí, lo leíste bien.
Mientras allá afuera las cadenas internacionales y cafés «boutique» cobran más de $4.00 por un cappuccino que muchas veces es más espuma que café, aquí el café sabe a café. No viene disfrazado de postre ni necesita toppings para impresionar. Su sabor habla por sí solo, y eso es precisamente lo que enamora.
El secreto está en la máquina y el grano
El café de Riba Smith no es de cápsula ni de jarra recalentada. Es café molido, hecho al momento en una máquina profesional que sabe lo que hace. El aroma envuelve desde el primer segundo, y el primer sorbo lo confirma: cuerpo, carácter y ese amargor justo que tanto agradecen los amantes del buen café.
Pero esto no se trata solo del café
La cafetería tiene ese aire de tradición que se ha mantenido intacto a lo largo de los años. Las bandejas con empanadas, pasteles de pollo, dulces criollos y lasañas caseras no necesitan presentación ni campaña de marketing: su sabor y su precio hablan por sí solos. Puedes almorzar con gusto sin que la cuenta te quite el apetito, y siempre con la certeza de haber comido bien, como en casa.
Es común ver a ejecutivos en pausa, jubilados en su ritual diario, jóvenes en busca de algo honesto y delicioso, y familias que aprovechan para darse un gustito sin romper el presupuesto. Todos comparten mesa con algo en común: saben que este lugar es uno de esos pocos rincones donde aún se respeta la ecuación calidad + precio + tradición.
En una ciudad que corre rápido y donde la moda muchas veces eclipsa lo esencial, la cafetería de Riba Smith resiste con dignidad, ofreciendo más que un café: una experiencia sincera y accesible.
Así que la próxima vez que entres a hacer compras, haz una pausa. Siéntate. Pide un expreso o un cappuccino. Y saborea lo simple, lo bueno y lo justo.
Porque sí, todavía hay lugares donde el café es más que una bebida: es un acto de resistencia contra lo innecesariamente caro.