El conflicto en Gaza ha alcanzado un punto crítico, y mientras miles de palestinos buscan refugio de los bombardeos israelíes, el paso fronterizo de Rafah se mantiene prácticamente cerrado. Esta única vía de escape para los habitantes de la Franja de Gaza que buscan huir de la violencia está siendo objeto de una lucha silenciosa y desesperada.
El paso de Rafah, que conecta Gaza con Egipto, es el único que no está bajo control directo de Israel. La Franja de Gaza ha estado bajo un bloqueo riguroso por parte de Israel, que ha restringido la entrada de alimentos, agua y combustible, lo que ha agravado la situación humanitaria en la región.
En los últimos días, miles de palestinos han huido al sur y se han agolpado junto al paso de Rafah, con la esperanza de que Egipto permita su apertura. Al mismo tiempo, decenas de camiones cargados con ayuda humanitaria esperan en el lado egipcio para ingresar a Gaza, donde la ONU advierte sobre una «catástrofe humanitaria sin precedentes» con más de 2,700 personas muertas debido a los bombardeos israelíes.
La apertura de Rafah, sin embargo, es un tema complicado para Egipto. La necesidad de coordinarse con Israel para abrir la frontera genera preocupaciones, y una de las principales es la posibilidad de recibir decenas de miles de refugiados en su territorio, tal vez de manera permanente.
Rafah no es un paso fronterizo convencional, sino uno que abre en temporadas específicas. Además, la mayoría de los palestinos que viven en Gaza rara vez obtienen permisos de las autoridades egipcias para cruzar. La situación se complica aún más debido al paso de Erez, que une el norte de la Franja con Israel y solo permite la salida de aquellos con permisos de trabajo israelí, que son extremadamente limitados.
Las tensiones en la región se han exacerbado con el ataque de Hamás al paso de Erez en octubre, que llevó al cierre de este punto de salida. El paso de Kerem Shalom, utilizado para el intercambio de mercancías, también está cerrado en este momento.
Mantener el paso de Rafah cerrado impide que la mayoría de los palestinos en Gaza puedan salir del territorio de apenas 365 km². Aunque el paso está controlado por Egipto y Hamás, su apertura siempre depende del visto bueno de Israel.
Sin embargo, a pesar de la presión internacional, Israel se ha opuesto a abrir el paso para evitar una posible fuga de milicianos de Hamás.
La mayor preocupación de Egipto es que una evacuación de palestinos a Sinaí podría convertirse en un reasentamiento permanente. Egipto no quiere que Sinaí, un territorio estratégico, se convierta en un campo de refugiados palestinos permanente. Reubicar a los palestinos en otras ciudades dentro de Egipto tampoco es factible debido a la carga económica que representa.
A medida que la situación en Gaza se torna más crítica, la comunidad internacional busca una solución para la región. La mediación de Egipto se enfoca cada vez más en la parte humanitaria debido a la complejidad del conflicto y la voluntad de Israel de eliminar a Hamás. La prioridad es ahora aliviar el sufrimiento de los civiles atrapados en este conflicto sin fin.