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El presidente electo Donald Trump continúa tejiendo puentes con el mundo tecnológico, esta vez recibiendo al CEO de Apple, Tim Cook, en una cena privada en su resort de Mar-a-Lago, marcando un giro significativo en las relaciones entre la industria tecnológica y el líder político.
La reunión forma parte de una estrategia de acercamiento que incluye a algunos de los ejecutivos más poderosos de Silicon Valley, quienes buscan mejorar su posicionamiento ante un posible segundo mandato de Trump. Entre ellos destacan Sam Altman de OpenAI, Mark Zuckerberg de Meta y Jeff Bezos de Amazon.
Un detalle revelador es que Cook y Trump conversaron sobre las batallas fiscales de Apple con la Unión Europea, específicamente sobre una multa de 13.000 millones de euros por supuestos beneficios fiscales irregulares en Irlanda.
Las donaciones millonarias reflejan este nuevo acercamiento. OpenAI, Meta y Amazon han confirmado contribuciones de un millón de dólares al fondo de investidura de Trump, un gesto que contrasta con los anteriores enfrentamientos durante su primer mandato.
Zuckerberg, quien recientemente se reunió en privado con Trump, ha adoptado un tono más conciliador. A principios de año, incluso elogió la respuesta de Trump tras su primer intento de asesinato, alejándose de anteriores críticas.
Bezos, quien anteriormente mantenía una postura crítica, ahora se muestra «optimista» respecto al potencial segundo mandato de Trump, apoyando especialmente sus planes de reducción regulatoria.
Este nuevo escenario sugiere una reconfiguración de las relaciones entre el mundo tecnológico y la política, donde los intereses estratégicos y económicos parecen primar sobre las diferencias ideológicas previas.
La reunión con Cook, en particular, simboliza un intento de tender puentes en un sector que durante el primer mandato de Trump experimentó tensas relaciones, marcadas por críticas y confrontaciones públicas.
Con estas estrategias, los líderes tecnológicos parecen estar preparando el terreno para una posible nueva era de colaboración, donde la pragmática conveniencia económica podría superar los anteriores desencuentros políticos.
