El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, pilares de la economía global, se encuentran en una encrucijada. Tradicionalmente, estas instituciones han operado bajo la fuerte influencia de Estados Unidos, pero un posible cambio en la política estadounidense podría alterar drásticamente su futuro y el equilibrio del poder económico mundial.
En un contexto marcado por la reciente condonación de deuda del FMI a Argentina y los silenciosos, pero significativos, préstamos del Banco Mundial durante la pandemia de COVID-19, surge la pregunta: ¿está Estados Unidos reconsiderando su participación en estas entidades?
El «Proyecto 2025″, un documento influyente dentro de la derecha nacionalista, plantea abiertamente la retirada de Estados Unidos del FMI y el Banco Mundial, calificándolos de intermediarios costosos. Esta propuesta, sumada a las acciones de la administración Trump en el pasado, como la salida del Acuerdo de París y la Organización Mundial de la Salud, genera incertidumbre sobre el compromiso futuro de Washington.
¿Qué Beneficios Obtiene EE.UU. del FMI y el Banco Mundial?
A pesar de las críticas, Estados Unidos ha obtenido importantes beneficios de estas instituciones. Su poder de voto, el mayor de todos los países, le otorga un poder de veto efectivo sobre las decisiones clave. Además, los préstamos a países endeudados suelen estar condicionados a la liberalización de mercados, lo que alinea las políticas económicas de otros países con los intereses estadounidenses.
Robert Wade, profesor de la London School of Economics (LSE), advierte que una retirada de EE.UU. tendría graves consecuencias para su posición global. «Las sucesivas administraciones y el Congreso de EE.UU. han actuado durante mucho tiempo como si el Banco Mundial y el FMI fueran agentes o brazos de Estados Unidos», afirma Wade.
Aranceles y la Amenaza al Sistema Financiero Global
Los aranceles impuestos por la administración Trump han generado incertidumbre en la economía global y han provocado fuertes caídas en los mercados bursátiles. Algunos expertos temen que estas políticas puedan desmantelar el sistema financiero global posterior a Bretton Woods, que sustenta el comercio y la estabilidad a través de los tipos de cambio flotantes, la predominancia del dólar y la existencia del FMI y el Banco Mundial.
Constantin Gurdgiev, profesor asociado de finanzas en la Universidad del Norte de Colorado, describe la agenda de la administración Trump como «populista, transaccional y enfocada hacia dentro», buscando victorias rápidas a expensas del sistema internacional.
El Impacto de una Retirada Estadounidense
Una retirada de EE.UU. podría generar una crisis de liquidez para el FMI y el Banco Mundial, cuyas reservas dependen en gran medida de las contribuciones estadounidenses. Esto podría debilitar su capacidad para responder eficazmente a futuras crisis económicas. Además, una salida de EE.UU. sería un regalo estratégico para China, que ha invertido fuertemente en expandir su influencia global.
China, a través de instituciones como el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), ofrece préstamos con menos condiciones y promueve el uso de monedas distintas al dólar, desafiando la hegemonía financiera occidental. Si el FMI y el Banco Mundial se debilitan, los países en apuros financieros podrían volcarse hacia las instituciones chinas, ampliando la influencia geopolítica de Pekín.
¿Un Mejor Trato para EE.UU.?
Existe la posibilidad de que la administración Trump busque negociar un mejor trato para Estados Unidos, exigiendo una mayor cuota de voto a cambio de un aumento en la financiación. Sin embargo, las alternativas al FMI son escasas, y los esfuerzos por crear un equivalente dentro de los BRICS se han estancado.
En última instancia, el futuro del FMI y el Banco Mundial, y el papel de Estados Unidos en ellos, dependerá de las prioridades políticas y económicas de la administración estadounidense. Lo que está claro es que cualquier cambio tendrá un impacto significativo en la economía global y en el equilibrio del poder mundial.