China ha anunciado una nueva ofensiva en la guerra tecnológica con Estados Unidos al prohibir la exportación de minerales estratégicos como galio, germanio, antimonio y materiales superduros. Esta medida responde a las crecientes restricciones de Washington sobre la exportación de semiconductores y tecnologías relacionadas.
Respuesta a las sanciones de EE. UU.
El Ministerio de Comercio chino justificó la decisión tras la inclusión de 140 empresas chinas en una lista de entidades sujetas a estrictos controles de exportación. Las autoridades chinas han calificado las restricciones estadounidenses como un abuso del concepto de seguridad nacional y una «supresión maliciosa» del progreso tecnológico chino.
“China actuará para proteger sus derechos e intereses, oponiéndose firmemente a las medidas unilaterales de Estados Unidos que afectan la estabilidad de las cadenas de suministro globales”, señaló un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Impacto global
Los minerales afectados, como el galio y el germanio, son esenciales para la fabricación de chips, paneles solares y aplicaciones militares. China produce más de la mitad del suministro mundial de estos materiales, y la nueva restricción podría intensificar la competencia internacional y disparar los precios. Por ejemplo, el precio del antimonio, utilizado en baterías y retardantes de llama, se ha duplicado este año, superando los $25,000 por tonelada.
La medida también incluye materiales superduros, empleados en herramientas industriales y recubrimientos protectores. Estos controles afectan no solo a EE. UU., sino también a países que dependen de la maquinaria y tecnología relacionada.
Estrategias de ambos lados
China busca consolidar su posición en la cadena de suministro global, mientras Estados Unidos ha iniciado proyectos para extraer minerales en su territorio. Sin embargo, la capacidad de autoabastecimiento estadounidense aún es limitada frente al dominio chino en estos sectores.
Repercusiones económicas
Las asociaciones industriales chinas advirtieron que las restricciones estadounidenses están inflando los costos de producción y desestabilizando el comercio internacional. Además, señalaron que las empresas chinas podrían reducir su dependencia de los chips estadounidenses, intensificando la rivalidad tecnológica.
El endurecimiento de las restricciones refleja una escalada en la disputa tecnológica entre las dos economías más grandes del mundo, con potenciales repercusiones en sectores industriales clave y en la economía global.