China, una de las economías más grandes del mundo, está enfrentando un grave problema de desempleo juvenil. A pesar de su crecimiento económico del 5% proyectado para este año, un récord de jóvenes chinos no encuentra trabajo, y las cifras oficiales, que llegaron al 21.3% el año pasado, han dejado de publicarse.
El gobierno de Pekín optó por manipular las estadísticas, según observadores, excluyendo a estudiantes y trabajadores rurales de los informes. Aunque el desempleo bajó oficialmente al 17.1%, la realidad parece mucho más grave.
Jóvenes sin oportunidades en un gigante económico
El problema radica en varios factores: las secuelas de la pandemia del COVID-19, las tensiones comerciales con Occidente y la ofensiva del presidente Xi Jinping contra los sectores de tecnología, bienes raíces y educación privada. Estas reformas golpearon duramente a las grandes empresas tecnológicas, el sector inmobiliario y el floreciente mercado de la educación privada, que empleaba a millones de jóvenes.
Por ejemplo, en 2019, unos 10 millones de personas trabajaban en el sector educativo, muchas recién graduadas. Sin embargo, las regulaciones de Xi redujeron drásticamente las oportunidades laborales en esta área, dejando a millones de jóvenes en la incertidumbre.
El futuro de la tecnología y el empleo
China está invirtiendo en tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y la producción de chips. Sin embargo, estos sectores, a pesar de ser estratégicos, no generan suficiente empleo para la creciente población juvenil que busca trabajo. Las industrias de alta tecnología necesitan más robots y algoritmos que empleados humanos.
Los expertos advierten que esta falta de oportunidades para los jóvenes podría tener efectos negativos en el consumo interno y, a largo plazo, en la estabilidad social del país. Si los jóvenes no logran incorporarse a la clase media, China podría enfrentar serios desafíos para mantener su crecimiento y competir a nivel global.
El impacto social
El creciente desempleo juvenil está afectando no solo la economía de China, sino también la estructura social. La falta de oportunidades laborales limita las posibilidades de progreso de una generación que debería estar impulsando el crecimiento del país. Según analistas, esto podría desencadenar tensiones sociales, ya que el descontento juvenil sigue en aumento.
China, aunque parece ser una superpotencia en ascenso, está enfrentando una crisis interna que podría comprometer su estabilidad y su futuro como líder global. Los jóvenes, que son el motor de cualquier nación, están siendo dejados atrás.