El presidente y director ejecutivo de BlackRock, Laurence “Larry” Fink, anunció este lunes 7 de abril que la adquisición de los activos portuarios de CK Hutchison Holdings Ltd., que incluye los puertos Balboa y Cristóbal en Panamá, podría demorar al menos nueve meses más debido a procesos regulatorios.
“Podríamos enfrentar nueve meses más de revisión regulatoria para cerrar el acuerdo”, indicó Fink, en declaraciones citadas por la agencia Reuters.
La transacción incluye la transferencia de los derechos de operación de 43 terminales portuarias en todo el mundo a BlackRock y sus socios Global Infrastructure Partners (GIP) y Terminal Investment Limited (TIL), por un valor total estimado de 22,800 millones de dólares. Entre esos activos se encuentran los puertos panameños Balboa y Cristóbal, gestionados por Panama Ports Company (PPC), en áreas estratégicas cercanas al Canal de Panamá.
Intereses comerciales y no geopolíticos
Fink aseguró que la operación está motivada por intereses comerciales y no por consideraciones geopolíticas. No obstante, reconoció que ha discutido el acuerdo con autoridades políticas de Estados Unidos.
“Se trata de una inversión estratégica con visión global”, afirmó el CEO, destacando el valor de los puertos como activos claves para el comercio internacional.
Panamá exige aprobación conforme a la ley
El presidente panameño, José Raúl Mulino, se pronunció recientemente sobre la posible venta y señaló que Panamá debe aprobar formalmente la transacción, tal como lo establece la legislación vigente y el contrato de concesión.
“Estamos en comunicación con las tres partes: los potenciales compradores y el vendedor”, dijo Mulino durante su conferencia semanal. “Todo indica que el proceso va a avanzar, pero Panamá debe ser notificada oficialmente para dar su visto bueno.”
China rechaza la operación
El gobierno de China expresó su rechazo a la transacción entre CK Hutchison (empresa hongkonesa) y BlackRock, señalando preocupaciones por la cesión de activos portuarios estratégicos a manos de compañías estadounidenses. Las tensiones geopolíticas subyacentes entre EE. UU. y China siguen marcando el trasfondo de este tipo de acuerdos comerciales.